BÍO
Volver a contarla.
O reescribirla.
Tal vez inventarla...
Así es el relato de mi vida,
redacción de mi propia biografía.
De estos numerosos años
sucediendo, de a peldaños,
preparando la partida.
Todo ello aconteció,
absolutamente inmodificable,
aún reinterpretándolo.
Hoy, los proyectos continúan.
Y yo, humildemente,
y discúlpenme que insista,
oscilando entre el testigo
y el audaz protagonista...
Ernesto Edwards, © 2012
Facundo Cabral
Nowhere man…
J. L. – P. M.
Soy de cualquier lugar…
Litto Nebbia
Soy un ciudadano del mundo.
D. L.
HOMBRE COMPLICADO
Sé que puedo parecer
alguien de cualquier lugar,
pero, en realidad,
con cada viaje realizado
cada vez soy más
un sofista fracasado
que no es de aquí
pero que tampoco
puede ser de allá.
Nowhere man, eso creía ser.
Aunque me convencieron de que soy
una especie de ciudadano del mundo.
Imitador de cínicos profundos,
sin rumbo fijo ni itinerario a recorrer.
Desarraigado y vagabundo.
Desapegado del status y los roles.
Así ando y así voy,
descubriendo mi camino.
Tratando de ayudar a mi destino.
Ese que me impide
acceder al estado del olvido.
Y, empecinado,
sigo escribiendo tonterías;
las mismas oquedades
de un hombre complicado.
De un poeta
(por ahora, aquí, en Rosario)
cuya obra, cuyo tiempo,
han terminado.
Ernesto Edwards, © 2012
ERNESTO GUSTAVO EDWARDS nació en Rosario, Argentina (ciudad en la que aún reside), un 29 de abril, justo cuando The Beatles estaban surgiendo, todavía circulaban tranvías y aún nadie hablaba de posmodernidad.
Vivió junto a sus padres Ilda y Ernesto, hasta su casamiento con Alicia Pintus, en lo que fue la "Maltería Safac" -en el populoso barrio Refinería-, de espaldas al río Paraná.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio "Obispo Boneo" -a pocas cuadras de su casa-, ámbito en el que forjó alguna que otra íntima amistad (como la de su compadre Ricardo Brunet) que aún conserva.
Seguidor entusiasta (y en su primera juventud un moderado fanático) de Newell's Old Boys, tal vez por herencia de aquellos familiares que lo crearon, se emocionaba con títulos y campeonatos.
Preadolescente, compuso sus primeros poemas, que editaría varias temporadas después con el título "La Puerta del Sol".
Pasaron muchos años más para que reincidiera con "Detrás de la Puerta" (un poemario decididamente filosófico), que fuera presentado por su amigo Rubén Makinistian. Y aún permanece inédito (pero no desconocido para el gran público) "Noches de radio", que fuera difundiendo de a poco en su programa radial "Filorock, el rock para reflexionar".
Los años, la reapertura a la democracia y una vocación que todavía era incipiente lo condujeron al complejo universo de la educación, y entre cargos directivos, asesoramientos varios y cátedras diversas comprendió que ese era el definitivo llamado que comenzaba a darle respuestas a su existencia.
El conocimiento y comprensión de los "objetos culturales" y la necesidad de explicar de qué se tratan el rol y la ética docente le ofrecieron un humilde lugar en el mundo de la educación y la filosofía.
Los medios de comunicación le proporcionaron la posibilidad (planteándole un desafío) de divulgar conocimientos que desde el poder hegemónico eran restringidos sistemáticamente tal vez por eso de que cuando el Pueblo sabe, es difícil que lo engañen.
El libro "Rock y Escuela#, en 1997, escrito junto a Alicia Pintus (y presentado por su amiga Eve Baili y su querido Maestro Alberto Moreno) fue el inicio de una serie de publicaciones especializadas que prosiguió con "Filosofía Apta para Todo Público" (1999, escrito junto a Eve Baili y Alicia Pintus y presentado por Silvana Méndez) y "Seducción y Poder en la Escuela" (otra vez junto a Alicia Pintus y presentado por Fernando Avendaño). Casi un centenar de artículos, entre académicos y de divulgación, permitieron la difusión de su pensamiento.
Los últimos años lo encontraron como Director de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas, habiendo sido elegido por la unanimidad de sus colegas (aún desde concepciones filosóficas divergentes), recorriendo el país (y el mundo) disertando entre conferencias, cursos y congresos. Pero también defendiendo con todo vigor como directivo y catedrático el derecho a la educación pública, que un estado provincial miserable viene intentando cercenar.
Hoy, dedicado a concluir su nuevo libro sobre filosofía de la educación, delineando su primera novela, haciendo crítica de cine y de rock, y dando clases, comparte sus mejores momentos junto a su familia, especialmente con su amadísimo hijo Ernesto Garret, quien generalmente le reclama ser reconocido como co-autor de algunos de sus libros e ideas, a veces con justa causa.
(Rosario, 2003)